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Crítica social sin filosofía: Un encuentro entre el Feminismo y el Posmodernismo (página 2)



Partes: 1, 2

Feminismo y poder

El discurso
feminista no sólo es orientado a la crítica
de los discursos
patriarcales, sino también hacia la transformación
del sistema de
dominación masculino. Para ello se hace necesario
construir una Teoría del poder, en
donde las mujeres se incluyan en los espacios públicos
más allá de los privados. ¿Pero qué
es el poder?

"Las mujeres tenemos un sentimiento de ambivalencia muy
grande ante el poder y de miedo al poder que nos es esquivo, sin
embargo cuando tenemos la oportunidad de tenerlo se elude o no se
asume en la debida forma, y el poder es importante porque es el
que nos empoderar y permite asumir todas las actividades que
tenemos con responsabilidad
social y es el que nos va a permitir también encontrar
las formas para poder cambiar nuestra situación."
(Pérez, 2008) [5]

Uno de los aspectos que refuerza la desigualdad de
géneros el es ESTEREOTIPO. Los estereotipos se enmarcan
dentro de las funciones
sociales del sexo
(creencias, valores,
normas, etc.)
de tal manera que nuestras concepciones del mundo muchas veces se
encuentran limitadas por la obviedad de los supuestos acerca de
las visiones sobre nosotras mismas y sobre la de los otros,
Considerando a los otros (en este caso a los varones) entidades
de superioridad y decisión como algo ya dado.

Relación entre Feminismo y
Posmodernismo

  • Ambas han elaborado perspectivas críticas
    sobre la relación de la filosofía con la
    cultura general, tratando de desarrollar nuevos paradigmas de
    crítica social que no se relacionan con bases
    filosóficas tradicionales. En la última
    década, ambas trabajaron tratando de volver a pensar
    en la relación entre la filosofía y la
    crítica social para desarrollar paradigmas de esa
    crítica sin filosofía.

Los Posmodernistas elaboraron perspectivas
metafilosóficas antifundacionalistas sobre la forma y el
carácter de la crítica social. Las
Feministas por su parte, trataron el problema de la filosofía subordinada por la crítica
social, empezando a desarrollar perspectivas críticas y
políticas sacando conclusiones sobre el
estatus de la filosofía.

El Posmodernismo ofrece críticas sofisticadas y
persuasivas del fundacionalismo y el esencialismo pero sus
conceptos sobre la crítica social tiendes a ser
anémicos. Por su parte, El Feminismo ofrece concepciones
fuertes de la crítica social pero tiende a caer en
fundacionalismos y esencialismos -los cuales justamente requiere
evitar-, en algunos momentos.

Una reflexión Posmodernista sobre el feminismo
revela vestigios inhabilitantes de esencialismo y una
reflexión feminista sobre el Posmodernismo, revela
androcentrismo e inocencia política.

El último paso del encuentro entre el feminismo y
el posmodernismo es el proyecto de un
feminismo posmoderno que busca desarrollar
conceptos de crítica social que no se basen en soportes
filosóficos tradicionales.

Rorty y Lyotard comentan que: "La Filosofía ya no
es creíble ni viable. Ya no puede funcionar como punto de
apoyo de la política y la crítica
social".[6]

Con la muerte del
fundacionalismo, llega también la muerte de esa
visión de la filosofía que la coloca en el rol de
ofrecer base fundamental al discurso de la crítica
social.

Esta idea moderna debe dar paso a la idea posmoderna en
donde la crítica flota libre de cualquier base
teórica universalista cambiando de forma y de
carácter, volviéndola pragmática, ad
hoc
, contextual y local

Lyotard alude además que en esta nueva
condición Posmoderna ya no son creíbles las
ggrandes narraciones de legitimación, ya.que estas se
proponían en las metanarraciones como un discurso
privilegiado capaz de situar, caracterizar y evaluar todos los
demás discursos. Pero ahora la afirmación de meta
es algo que ya no se sostiene puesto que las legitimaciones
epistémicas como políticas no pueden estar en las
metanarraciones filosóficas.

Entonces nos preguntamos… ¿dónde
está la legitimación en la era
posmoderna?

Para Lyotard esta se hace plural, local e inmanente
insistiendo en que en esta era habrá muchos discursos de
legitimación dispersos entre la pluralidad de
prácticas discursivas de primer orden. Hoy muchos
individuos legitiman sus procesos y
asumen la responsabilidad; ocurriendo lo mismo en lo
científico y en lo político.

Lyotard apela que lo que necesitamos es "una
justicia de
multiplicidades".
Él propone una visión
normativa en la que una buena sociedad tenga
una pluralidad descentralizada de grupos e instituciones
democráticas y autogobernadas. Los miembros serían
los que revisarían las normas y las modificarían
según la situación.

Pero Lyotard no observa que a la vez el tipo de
política normativa a gran escala que valide
esto también estaría también rechazado.
Entonces su concepto de
justicia excluye la identificación y crítica de
macroestructuras de desigualdad e injusticia que atraviesan las
fronteras de instituciones discretas. En su universo no hay
espacio para la crítica de ejes abarcadores de
estratificación y de base amplia del tipo de
dominación y subordinación que atraviesan
líneas como género,
raza y clase.

Sobre el Lazo
Social

Ante este conflicto
Lyotard propone que lo que mantiene unida a una sociedad no es
una conciencia
común, ni una infraestructura institucional. Es más
bien un tejido de hilos entrecruzados de prácticas
discursivas. Los individuos son los nudos y pilares donde se
intersectan tales prácticas participando en muchas
simultáneamente. Siendo las identidades complejas y
heterogéneas.

Estas identidades no se pueden delinear con respecto a
otras identidades del mismo tipo ni a la totalidad de la
sociedad. Ya no hay totalidad social ni la posibilidad de hacer
una teoría
totalizadora. Él sostiene que el campo de lo social es
heterogéneo y no totalizable. Descarta la teoría
social crítica que emplea categorías como
género, raza, clase. No hay totalidad social a ni
posibilidad de hacer una teoría totalizadora ya estas
identidades no se pueden delinear con respecto a otras
identidades del mismo tipo ni a la totalidad de la
sociedad.

El campo de lo social es heterogéneo y no
totalizable. Descarta la teoría social crítica que
emplea categorías como género, raza, clase,
Indicándonos que tales categorías reducen demasiado
la complejidad de las identidades sociales y no son
útiles. Sostiene que no se puede fundar la crítica
sobre una meta narración filosófica fudacionalista,
infiere la ilegitimidad de los grandes relatos históricos,
las teorías
normativas de justicia y las descripciones
teórico-sociales de macroestructuras que institucionalizan
la desigualdad.

¿Cómo es realmente la
crítica social posmoderna?

Esta ahora es una narración pequeña
localizada frente a la meta
narración moderna, totalizadora y al cientifismo hostil a
toda narración. La crítica social posmoderna
consiste en relatos locales, relativamente discretos, sobre la
emergencia, transformación y desaparición de
prácticas discursivas que se estudian aisladas de
cualquier otra.

Lyotard da por sentado que los individuos que ejercen la
práctica narrarían tales relatos en un intento por
persuadirse unos a otros de modificar la pragmática o
constituir normas para ella. Reconoce de la sociedad
posmodernista, la tendencia a universalizar la razón
instrumental, a someter a todas las prácticas discursivas
indiscriminadamente al único criterio de la eficiencia o la
"funcionalidad"

Lyotard pasa demasiado rápido desde la premisa de
que la Filosofía no puede ser el soporte de la
crítica social a la conclusión de que la
crítica misma debe ser local, ad hoc, y no
teórica.

Pero observamos que tanto la narración
histórica-social como el análisis teórico-social de las
desigualdades no desaparecen realmente. Vuelven como discursos
reprimidos dentro de los mismos géneros de crítica
social con que Lyotard intenta reemplazarlos. Para el, los
género ilegítimos incluyen la narración
histórica a gran escala y a los análisis
socio-teóricos de relaciones generales de dominio y
subordinación. Pero supongamos que deseamos estudiar al
objeto como por ejemplo el estado de
subordinación de las mujeres frente a los varones. En este
caso, se notaría que muchos de los géneros
rechazados por el posmodernismo, son necesarios para la
crítica social, ya que un fenómeno tan universal y
multifacético como el dominio masculino no puede ser
comprendido con los magros recursos
críticos a los que el posmodernismo quiere
limitarnos.

Un caso como este requiere narraciones amplias sobre
cambios e ideologías sociales, análisis de
macroestructuras, etc.

Feminismo

Ha criticado las epistemologías fundacionalistas
y las teorías políticas y morales para dejar en
claro el carácter parcial, contingente e
históricamente situado de lo que siempre se ha hecho pasar
por verdades necesarias, universales, ahistóricas frente a
los ojos de la corriente principal del pensamiento,
llegando a una visión fuera de la "visión de un
ojo de Dios"
gracias a los requerimientos y necesidades de
la práctica política que no abandonarían por
una práctica filosófica.

Pero los imperativos prácticos han llevado a
algunas feministas a adoptar modos de teorización que se
parecen a ese tipo de meta narración filosófica que
ha sido criticada por los posmodernistas. Se trata de
teorías sociales amplias como la historia, la sociedad, la
cultura y la
psicología
que pretenden por ejemplo, identificar causas y describir rasgos
del sexismos que operan cruzando barreras culturales siendo
más empíricas que filosóficas. Sin embargo
se convierten también en cuasi-meta
narraciones.

Presuponen tácitamente algunos supuestos sobre la
naturaleza de
los seres humanos y las condiciones de la vida social compartidos
por mucha gente, que no tienen una base clara y que resultan muy
esencialistas. Los métodos y
conceptos no varían por temporalidad e historicidad
funcionando de facto como matrices
permanentes y neutrales, compartiendo entonces rasgos
esencialistas y ahistóricos de las metanarraciones. La
historia reciente de la teoría social feminista refleja
una competencia entre
fuerzas que alientan modos de teorización del tipo de
metanarraciones y fuerzas que los desalientan.

Shulamith Firestone

Fue inspiradora de la segunda ola feminista y el
movimiento de
mujeres radicales de los 70 y posteriores, de entre las cuales
autoras como ella, dieron un paso más allá de lo
expuesto por Simone. Firestone fue inspirada por la frase de
Beauvoir que afirma que "la humanidad no es una especie
animal, sino una realidad histórica
", que
entraña una grandeza determinante para el feminismo pues
en su interior esconde aquello sobre lo que se cimienta el
constructivismo
de género. Firestone afirma entonces que no tiene cabida
justificar todo un sistema discriminatorio basándonos en
determinismo biológicos. Escribió a partir de las
reflexiones sobre El Segundo Sexo y su herencia Marxista
y Hegeliana, La dialéctica del Sexo donde propone
la maternidad como herramienta de sometimiento en manos del
hombre y al
servicio de la
fuente primigenia de opresión femenina e infantil:
la
familia.

Shulamith invocó las diferencias
biológicas entre hombres y mujeres para explicar el
sexismo como forma básica del conflicto humano y la fuente
de todas las otras formas como la de la lucha de clases. Uso ese
biologismo para establecer la primacía de la lucha contra
la dominación masculina en lugar de para
justificarla.

Sin embargo, esta apelación es esencialista y
monocausal para el posmodernismo, esencialista porque proyecta a
todas las mujeres y todos los hombres cualidades que
desarrollaron bajo condiciones sociales específicas
históricamente. Es monocausal porque examina un grupo de
características como la fisiología para explicar la opresión
de las mujeres en todas las culturas. Sin embargo, las
apelaciones a la biología no nos
permiten entender la enorme diversidad de formas que asumen tanto
el género como el sexismo en diferentes
culturas.

Gayle Rubin

Fue la que primero utilizó la palabra
género como un conjunto de operaciones
mediante las cuales una sociedad transforma la sexualidad
biológica en productos de
la actividad humana. Hablaba de la necesidad de formular una
teoría que fuera capaz de explicar la opresión de
la mujer en su
"infinita variedad y monótona
similaridad"
[7]. Para ella la gran
pregunta era saber

¿Cómo podrían desarrollar una
teoría social que satisficiera ambas
demandas?

Michelle Zimbalist Rosaldo

Afirmó que había algún tipo de
separación entre una esfera doméstica y una esfera
pública en todas las sociedades
conocidas y que la doméstica solía asociarse con
las mujeres y la pública con los varones.

A pesar de que en muchas sociedades las mujeres poseen
algo de poder y en otras mucho, ese poder siempre está
considerado como ilegítimo, perturbador y sin autoridad.
Este enfoque permite la diversidad tanto como la ubicuidad de las
manifestaciones de sexismo. Una identificación de las
mujeres con lo doméstico y de los hombres con lo
extradoméstico podría servir para explicar la
variación cultural tanto en el campo de las estructuras
sociales como en el de los roles de género. Esta propuesta
también explicaría que la opresión de las
mujeres en distintas sociedades, logrando una correlación
entre la extensión de la desigualdad sexual en una
sociedad y la extensión y rigidez de la separación
entre sus esferas pública y privada.

Pero esta teoría sigue siendo esencialista y
monocausal ya que afirma la existencia de una esfera
doméstica en todas las sociedades dando por sentado que
las actividades de las mujeres son similares en cuanto a
contenido y significación en todas las culturas mostrando
una conjunción históricamente específica de
propiedades que sin embargo, no es verdadera en la mayoría
de estas. Teorizar en este sentido entonces también
produce una cuasi-metanarración.

Nancy Chodorow: Análisis de la
maternidad

Ella plantea a la maternidad como una actividad
común en todas las sociedades, haciendo la pregunta
¿La maternidad es una actividad asociada a lo femenino?
¿Cómo produce la maternidad una generación
nueva de mujeres con la inclinación psicológica
necesaria para criar un hijo y una nueva generación de
varones no inclinada a la crianza?

Chodorow plantea que la crianza femenina produce mujeres
cuyo sentido profundo del yo está relacionado con ellas y
varones cuyo sentido profundo del yo no lo
está.

Sin embargo aquí existe también un tono
metanarrativo: la crianza, que a pesar de diferir en cada
sociedad es lo suficientemente natural como para etiquetarlo en
común. Una etiqueta en el yo profundo común y
distinta a los hombres y a las mujeres en todas las culturas.
Común porque continúa la crianza en manos de las
mujeres, el desprecio masculino (implicancia política) y
los problemas de
las relaciones heterosexuales.

Ante ello parten las siguientes premisas:

  • Todas las personas tienen un profundo sentido del
    propio yo que se constituye en la primera infancia mediante
    la interacción con el padre o la madre y que permanece
    constante.

  • Ese yo profundo difiere significativamente en
    varones y mujeres pero es relativamente similar en la misma
    cultura, entre culturas y a través de líneas de
    clase, raza y etnicidad.

  • Ese yo profundo tiñe todo lo que una persona
    hace. No hay acción aunque trivial que no esté
    marcada por la identidad genérica masculina o femenina
    de cada persona.

Este enfoque psicológico da sanción
académica a la idea de la hermandad. Pareciera legitimar
la idea de que los lazos son profundos y están basados en
algo sustancial. Sin embargo, Nancy Fraser muestra como
Chodorow pese a afirmar que las mujeres de cualquier parte
difieren de los varones en su preocupación por la
"interacción relacional" pero no da con
exactitud el concepto del término ya que si bien la
identidad
genérica da sustancia a la idea de hermandad, lo hace al
costo de reprimir
diferencias entre las hermanas, considerándolas
subsidiarias de similaridades más básicas, pero sin
embargo, esta idea negó a muchas mujeres una alianza con
el feminismo.

Nancy Fraser

Plantea que es recomendable que las teóricas
sociales deban construir genealogías de las
categorías de sexualidad, reproducción y crianza antes de dar por
sentada su significación universal.

Los estudios feministas en los 80´s tienen un
interés
cada vez menor en una gran teoría social. Considerando las
nuevas investigadoras feministas su empresa
más colectivamente, como un rompecabezas de varias piezas
que se está completando a manos de muchas personas y menos
como una construcción que debe terminarse de un solo
broche teórico fundamental.

Carol Gilligan

Es ilegítimo evaluar el desarrollo
moral de las
mujeres y niñas con relación a una norma que se
extrae tendiendo en cuenta exclusivamente la experiencia de los
varones adultos y jóvenes.

Gilligan, propuso examinar el discurso moral de las
mujeres en sus propios términos para descubrir sus normas
inmanentes de corrección. Pero sigue siendo
existencialista en cuanto describe el desarrollo moral de las
mujeres en términos de una única voz diferente,
pero no específica: qué mujeres, bajo qué
circunstancias históricas específicas.
Perpetúa entonces, de forma nueva y localizada rasgos de
las cuasi-metanarraciones anteriores.

Dècada de los 80´s

Generó un nuevo tipo de presiones versos las
metanarraciones. Nuevos grupos de mujeres pobres, clase
trabajadora, mujeres de color y lesbianas
han ganado un público mayor para sus objeciones contra
teorías que no apoyan ni dirigen sus vidas ni sus
problemas. Ellas cuestionaron las cuasi-metanarraciones de
dependencia femenina universal y su confinamiento a la esfera
doméstica como extrapolaciones falsas a partir de la
experiencia de mujeres blancas anglosajonas de clase media y
heterosexuales

Las feministas están cada vez más
interesadas en los modos de teorizar que atiendan a las
diferencias y a las especificidades culturales e
históricas. Hay un interés cada vez menor en
teorías abarcadoras versus los estudios más
localizados, orientados temáticamente y
falibilísticos Persisten vestigios de esencialismo en el
uso continuado de categorías ahistóricas tales como
la identidad genérica, sin una reflexión sobre
cómo, cuándo y por qué se originaron esas
categorías y cómo se modificaron a través
del tiempo.

¿Cómo podemos combinar la incredulidad
posmoderna en cuanto a las metanarraciones con el poder de la
crítica social del feminismo?

¿Cómo podemos concebir una
versión de la crítica sin filosofía que sea
lo suficientemente robusta como para manejar la dura tarea de
analizar el sexismo en su variedad infinita y su monótona
similaridad?

Fraser alude a rreconocer contra lo que dice Lyotard que
la crítica posmoderna no necesita rechazar ni las
narraciones históricas ni los análisis de
macroestructuras sociales ya que el sexismo tiene una larga
historia y raíces profundas en todas las sociedades
contemporáneas

Las feministas posmodernas no tienen por qué
abandonar las herramientas
teóricas. Estas categorías, estarían
moduladas por la temporalidad, con categorías
institucionales específicas como la familia moderna,
provistas de una genealogía, de una narración
histórica y convertidas en instrumentos temporales y
culturalmente específicos. Sería no-universalista.
Si su objeto de estudio atravesara fronteras culturales y
temporales, su modo de atención debería ser comparativo en
lugar de universalizado, y atento a los cambios y contrastes en
lugar de a leyes
abarcadoras.

Debemos dejar de lado un sujeto de historia. Reemplazar
las nociones unitarias de mujer e identidad
genérica femenina por conceptos de identidad social que
fueran plurales y de construcción compleja, y en los
cuales el género fuera solamente un hilo relevante entre
otros conceptos que prestaran atención a la clase, raza,
etnicidad, edad y orientación sexual.

Tapiz multicolor:

Fraser sugiere una teoría femenina posmoderna
pragmática y falibilística con métodos y
categorías para temas específicos utilizando
categorías múltiples cuando fuera apropiado y
dejando la comodidad metafísica
de un solo método o
epistemología feminista; teniendo como la
más importante ventaja la utilidad para la
práctica política feminista
contemporánea.

Propone rreconocer que a pesar que muchas mujeres
comparten algunos intereses comunes y se enfrentan a algunos
enemigos comunes, tales puntos no son universales en modo alguno;
por el contrario, están entrelazados con diferencias e
incluso conflictos.
Plantea estas teorías como mapas
heterogéneos de alianzas, sin circunscribir ninguna a una
definición esencial, hablando quizás de la
práctica de los feminismos.

Este tipo de investigación sería la contraparte
teórica de una solidaridad
feminista de muchos niveles, más compleja, amplia y rica.
El tipo de solidaridad que es esencia para triunfar sobre la
opresión de las mujeres en su "variedad infinita y
monótona similaridad"

Como decía Beauvoir, "El problema de la
mujer siempre ha sido un problema de
hombres."

Bibliografía y notas
consultadas

  • Fraser N. y Nicholson L. Communications, Vol.
    10, números 3 y 4, 1998, Pág. 345 – 366;
    Terry, Culture Andy Society, Vol. 5,

  • Beck-Gernssheim E., Butler J, Puigvert L,
    Mujeres y Transformaciones Sociales.
    Colección Apertura. Barcelon. El Roure Editores, S.A.
    2001

  • Simone de Beauvoir. El segundo sexo.
    Madrid. Cátedra Ediciones. 2005

  • María Eugenia Pérez Zea.
    Seminario Internacional CRAMC – ACI-Américas.
    Impulso y desarrollo de la Equidad de Género: El papel
    de los Comités Nacionales de Mujeres Cooperativistas
    (CNMC). 27 de febrero de 2008

  • Rodríguez Magda R.M. Las Mujeres en la
    Historia del pensamiento. Pensamiento crítico –
    Pensamiento Utópico. Barcelona. Editorial
    Átropos. 1997

 

 

 

 

 

 

Autor:

Carmen Rodríguez
D.

Sociología
Contemporánea

Julio, 2009

[1] Fraser N y Nicholson J. Communication,
Vol. 10, números 3 y 4, 1998, pág 345
€“ 366; Theory, Culture and Society, Vol. 5,

[2] Beck-Gernssheim E., Butler J, Puigvert L,
Mujeres y Transformaciones Sociales. Colección Apertura.
Barcelon. El Roure Editores, S.A. 2001

[3] Anoto este comentario ya que en
más de una oportunidad pude escuchar a las personas
decir "Dios los castigó por homosexuales". Nota de la
autora

[4] Simone de Beauvoir. El segundo sexo.
Madrid.
Cátedra Ediciones. 2005

[5] María Eugenia Pérez Zea.
Seminario
Internacional CRAMC €“ ACI-Américas. Impulso
y desarrollo de la Equidad de
Género: El papel de los Comités Nacionales de
Mujeres Cooperativistas (CNMC). 27 de febrero de 2008

[6] Fraser N y Nicholson J, Ob.cit.
Pág. 9

[7] Rodríguez Magda R.M. Las Mujeres
en la Historia del pensamiento. Pensamiento
crìtico. Pensamiento Utópico. Barcelona.
Editorial Anthropos. 1997

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